Análisis Future Unfolding PC
La ambigüidad es un término que debe cogerse con ojo a la hora de trasladarla a un videojuego. No solo hay que racionarla, también debes permitir que el jugador dé con elementos que den coherencia a la experiencia global o, en su defecto, con enigmas lo suficientemente interesantes como para animarlo a seguir sin saber nada. Llevándola al extremo corres el peligro de que el usuario pierda el interés de lo que quieres contar.
Hay videojuegos que tienen el misterio como elemento vehicular. The Last Guardian, por ejemplo, te cuenta una historia que sabes que ha empezado mucho antes con respecto al punto en el que tomas parte en ella. En GENdesign incluso se permiten el lujo de dejar algunas cuestiones al aire cuando el juego acaba, como ya ocurre en Shadow of the Colossus o ICO, porque no es cuestión de contar o no hacerlo, sino de motivar al jugador para que él mismo llene los huecos vacíos, con su imaginación.
Future Unfolding es un campo lleno de agujeros en ese sentido. Empiezas en mitad de un bosque sin un objetivo claro, sin saber quién eres ni porqué estás ahí, y se toma su tiempo en empezar a añadir elementos a su fórmula que vayan más allá de la interacción inocua. Puedes andar, nadar, correr entre arbustos y caminos, interactuar con animales y entrar en cuevas, sin saber muy bien por qué motivo y porque, simplemente, no hay otra cosa que hacer. Su primer tramo consiste simplemente en ir haciendo, sin más, pero tampoco tienes la sensación de que está siendo presuntuoso contigo.
El contrapunto a esa exploración naíf es el despliegue artístico. Aquí sí, en este terreno la obra de Spaces of Play logra ofrecer una batería de fondos de pantalla a cada segundo que pasas con ella. Los colores cálidos, otoñales, y los efectos de nuestro personaje al correr -que deja una estela azul similar a un trazo de pintura con brocha gorda- dan la sensación de estar ante un óleo vivo que va tomando distintas formas a medida que te mueves. El entorno reacciona a tu paso y va dando pie a nuevas formas y colores; el resultado, cuanto menos, es relajante.
De su desarrollo se sabe que, a pesar de que los escenarios vienen predefinidos, el juego se aprovecha de la generación aleatoria de ciertos elementos -como algunos animales- para conferirle más entidad a ese bosque que se te presenta. Un lugar bonito, colorido, floreciente, en el que tardas en saber qué hay que hacer. Porque Future Unfolding se pasa de ambiguo y, quizás, prefiere que tu experiencia no tenga un objetivo claro. Puede que sea la exploración y por eso es tan bonito e introspectivo, pero con eso es cuando entra en la inevitable condición de juego de nicho.
Por mucho que desde su estudio desarrollador se pongan la medalla de haber publicado un título sin tutoriales, sin que ‘nadie te diga lo que tienes que hacer’, se han olvidado de ese punto intermedio en el que también aprendes experimentando. No es solo que en este videojuego vas explorando prácticamente en línea recta (está compuesto por zonas relativamente abiertas con una única entrada y salida donde, en gran medida, tu único propósito es encontrar la siguiente parte a explorar) es que no existe un momento en el que de tus acciones tengan algún tipo de repercusión, causa o efecto. No hay un porqué, un cuándo o un quién. Hay obstáculos, eso sí.
El primero en aparecer es el propio escenario, con sus peñascos y precipicios que te obligan a encontrar rutas alternativas hacia la siguiente localización. También está el viento, otro elemento contextual que te toca combatir ayudándote de las bestias del bosque. Más adelante, los primeros enemigos hostiles empiezan a hacer acto de presencia, aunque se limitan a perseguirte, darte caza y devolverte al momento previo en el que los encontraste.
Sin embargo, nunca llegas a tener la sensación de estar ante un videojuego que dialogue contigo de alguna otra manera que no sea el impacto audiovisual. En el ecuador de la aventura entiendes un elemento que le da algo de sentido al contexto global, pero te importa tan poco que podría pasar perfectamente inadvertido u omitirse. Si algo es Future Unfolding es una experiencia de evasión, de desconexión y relax. Caminas, disfrutas de las vistas, encuentras algún que otro elemento escondido, das con el teletransporte, vas a la siguiente zona y así hasta los títulos de crédito. Podría durar la mitad, podría durar el doble, el mensaje sería el mismo.
Analizando su esqueleto, su estructura como videojuego, tu ‘objetivo’ es recorrer distintas zonas conectadas por una especie de portales que conducen a un nexo; finaliza cada una de ellas y habrás completado la experiencia. Por el camino darás con distintos coleccionables -doy por sentado que lo son al no encontrar otra explicación- y con multitud de parajes de postal que merecen pararse un segundo a mirar o interactuar con ellos. Hay enemigos que no suponen una excesiva complicación y algunos puzles en los que debes manipular el entorno para poder seguir, aunque lo más destacable sigue siendo el apartado audiovisual.
Future Unfolding es un juego a caballo entre Hohokum y The Unfinished Swan, siendo tan abstracto como el primero pero tratando de definir un camino, como el segundo. Sin embargo no sabe muy bien hacia dónde quiere llegar y se contenta con quedarse quieto pero que te apetezca quedarte ahí, entre árboles, animales y colores cálidos. Estoy seguro de que hay un grupo de jugadores a los que con eso les basta pero yo, por desgracia, no formo parte de él.
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