Análisis The Sexy Brutale PS4
Análisis The Sexy Brutale PS4
The Sexy Brutale no es un estudio sobre los agujeros de gusano. Cada vez que despertamos a las 12 del fatídico día, todo se repite una y otra vez, pero nuestra actuación no queda registrada en el tejido temporal. Nos acordamos de Bill Murray y de Emma Watson en dos tanteos cinematográficos (sí, ya sabemos que el ejemplo de Hermione fue primero literario) al mundo de los desplazamientos en el tiempo y la reiteración como solución a los problemas de la vida. En este caso, lo único que podemos hacer para evitar todos los asesinatos que ocurren en la mansión del Marqués es ir salvar uno a uno a los morituri para hallar el origen de todo, pero el juego no nos pide generar una rutina de salvamento. Es decir, que no hace falta coreografiar nuestras acciones para llegar a salvar a todos a tiempo.
Tiene algo de Souls («ya están estos capullos comparando todo con el Souls»), en el sentido de que cuando aparecemos en un punto de guardado, todo vuelve a su punto original, pero a partir de ahí, se convierte en Hitman, porque todos los personajes tienen un recorrido definido que se repite perfectamente todos los días… bueno, lo que se repite es la mitad de un mismo día cada vez que reiniciamos la partida.
Todos los personajes del juego llevan máscaras, y no son meros trabajos artesanos de papel maché; son máscaras con vida propia, diseñadas para asegurar la reiteración durante el fatídico día y evitar que un agente externo altere el curso de los acontecimientos. Por eso, una de las reglas del juego es que no podemos estar en la misma habitación que otro personaje. Para que nuestro protagonista, el sacerdote Lafcadio Boone, pueda hacer su trabajo, tenemos que evitar en la medida de lo posible los encuentros, pero durante todo el juego necesitamos estar muy pendientes de las acciones y los paseos que se dan los PNJ. Los cerrojos de las puertas y nuestro propio oído se convierten en nuestros principales chivatos, y nuestra propia máscara, tocada por el ser superior que nos encomienda la misión, nos indica cuando alguien se aproxima. Pero a lo largo de la partida vamos adquiriendo habilidades para expandir nuestra presencia en la mansión.
Esta mansión, por cierto, es enorme. Tiene varios pisos y el número de salas que podemos visitar quizá se acerque a la centena. Por exigencias del guion, los segmentos del juego suelen englobarse en una sola zona. Tiene mucho sentido, porque hablamos de 12 horas en las que los personajes no tienen tanto rango de movimiento, pero sí una acción definida por quienes son y que define, a su vez, cómo mueren. De esta forma, para poder alcanzar cada parte de la mansión necesitamos adquirir esas habilidades. Por poner dos ejemplos sin entrar en detalles de la trama, vamos a mencionar dos. Hay una de las invitadas que posee un oído exquisito. Al evitar su muerte y hacernos con su máscara se nos otorga la habilidad de oír con mucho detalle a través de las paredes. De esta forma podemos escuchar conversaciones con datos muy importantes aunque no estemos en la misma estancia, o también susurros casi imperceptibles (que se muestran con asteriscos hasta que usamos la habilidad). Otra de esas habilidades nos permite abrir candados o cerrojos complicados.
Hay mucha variedad de habilidades, y la mayoría son muy importantes para poder progresar, pero sí que es cierto que algunas de ellas no son tan primordiales. Comparativamente se les da más uso para encontrar objetos coleccionables o pasadizos secretos. Luego está el caso de una habilidad en especial cuya utilidad no nos queda muy clara. Se nos otorga en un punto tan avanzado del juego que, por la forma en que se nos describe, ya no tiene tanto lugar. De todas formas, lo bonito de The Sexy Brutale es que es un juego muy contenido pero muy redondo. La forma en que se entrelaza historia con mecánicas de juego y con el escenario es excelente.
Es uno de esos juegos que consigue mantenernos intrigados por el misterio que plantea y que sea eso lo que nos mueva a actuar. Por otra parte, la exploración es muy gratificante, porque a medida que encontramos nuevas áreas de la mansión y, sobre todo, cada vez que vemos las acciones de cualquier personaje, todo se queda registrado en el mapa. Gracias a ello podemos hacer un seguimiento minucioso de cada personaje para saber qué y cuándo lo hace. A pesar de lo laberíntico del mapa y de lo grande que es, no nos cuesta recordar cómo llegar a cada estancia, tanto por el diseño del mapa como por el diseño espacial de los acontecimientos como por todo lo que aporta el trabajo artístico y sonoro.
The Sexy Brutale es uno de esos juegos que consigue ser fiel a su estilo y a su identidad e impregna todo con ello. Visualmente opta por diseños de escenarios fantasía, barrocos, muy detallados, como de parque temático; diseños de personajes muy definidos, caricaturescos y marcados por las animaciones sencillas y la importancia de las máscaras; y en lo que respecta al sonido, aparte de contar con una banda sonora bien maja, nos quedamos sin duda con la omnipresencia acústica de los asesinatos. Esto es algo que nos gustaría destacar especialmente. Pensad que cada vez que reiniciamos la partida reiniciamos toda una serie de acontecimientos ruidosos que marcan el tempo del guion. Un disparo, cristales estallando, el repicar de una campana… Todos estos sonidos nos ayudan a recordar instantáneamente en qué momento nos encontramos y también nos traen a la memoria imágenes y sensaciones de ese fragmento de la historia. ¡Ay!
Es una obra de puro cariño que se respeta a sí misma. Con todo lo bonita que es y lo grande que es el «planteamiento de Día de la marmota», no es especialmente pretenciosa. Nos hubiera encantado que se hubieran retorcido un poco más el cerebro y que hubieran confiado más en los jugadores, porque peca mucho de dar pistas y de ser muy cristalino con los rompecabezas, especialmente si nos empeñamos en explorar bien, y por otra parte la historia no es todo lo profunda que nos hubiera gustado, pero la experiencia en conjunto es muy sólida y coherente. También es verdad que de esta forma pueden abrirse a más público, y eso nos parece genial, porque The Sexy Brutale nos regala una experiencia muy agradable. ¿A quién se lo recomendamos? A cualquier persona que busque exploración, rompecabezas, una historia misteriosa sencillita, un deleite para los sentidos y, todo sea dicho, no tirarse más de 5 horas delante de la pantalla.




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